He descubierto que mi esencia siempre está conmigo, me caigo y me levanto tantas veces como deseo arriesgar, como deseo vivir, crecer y sentir. He descubierto que tengo el poder de levantarme cada día y construir aquello que sueño, sueño mi vida y vivo mi sueño mientras camino en la dirección elegida. He aprendido que las emociones son pasajeras, que ellas no soy yo, que después de la tormenta siempre llega la calma y que ahí estoy yo, tras la tormenta, junto a la calma, serena y llena de paz, pura luz, pura vida, pura María.
He aprendido a no esconderme en tus ilusiones ni a cegarme con tus palabras, a no responsabilizarte de mi ceguera sino a abrir los ojos y coger las riendas de mi vida, yo decido qué creer y qué sentir, porque soy yo el valor de mi vida, no tú, el valor está en mí, no en ti. El amor no está fuera sino que lo llevo conmigo y puedo amar tantas veces como quiera y tantos momentos como existan. He aprendido que yo seré quién quiera ser, que ahí arriba hay alguien que me ama y me cuida y que ese alguien no está sólo allá arriba, sino que está en mí, está en ti y está en todas partes, pues es amor, y el amor está en la mirada de quién sabe verlo, quién sabe creer en lo increíble y ver lo invisible, sentir la magia de vivir, el don de existir y apreciar cada caricia que le regala este maravilloso mundo.
He aprendido que la marea existe, que hay olas que surfear, que a veces subes y a veces bajas, que lo único constante en esta vida es el cambio y que junto a su constante inconstancia crezco, y al crecer siento, siento que tengo sentido, que mi vida sin sentido se resentiría y que ese sentido que tiene mi vida es el que yo siento, el que yo quiero, el que yo elijo, el que yo construyo.
He aprendido a construirme y reconstruirme, tantas veces como sea necesario, tantas veces como quiera. He aprendido que la aprobación de los demás está de más, pues si yo me apruebo no hay prueba que deban validar. Que es mejor estar sola que mal acompañada y que la soledad no es lo mismo que la solitud, pues puedo estar sola rodeada de gente si no sé estar en mí, en cambio con la solitud por muy sola que parezca estar nunca sentiré soledad, pues estaré siempre conmigo.
He aprendido a no culpar a los demás de mis emociones negativas, de mi rabia o mi dolor, sino a responsabilizarme, a ser consecuente y a tomar medidas, a saber cuando y cuanto arriesgo, a aprender de los errores, a abrir los ojos y enfrentar el miedo de frente, pues cuando le doy la cara se desvanece como si un hielo se evaporara al darle la luz del sol. He aprendido que la paciencia es la madre de la ciencia, pues todo llega, todo pasa y todo cambia, y lo único que existe es este momento, el pasado y el futuro sólo están en mi mente. A creer en mí y que, tanto si creo que puedo como si creo que no puedo, tendré razón, pues yo construyo mi realidad.
Sé que la creatividad es potencialidad y puedo crear y creer en lo que yo quiera.
He aprendido a estar sin ti porque he aprendido a estar conmigo, así que sí, ya no te necesito… si estamos juntos no será porque nos necesitemos sino porque nos queremos y juntos… ¡sumemos!