Querid@ amig@ de Bevalue,
Me llamo Valentín Téllez, me dedico a conocerme cada día más a mí mismo y sobre todo a aprender de los demás. Hasta el momento mi mayor hito profesional ha sido liderar con éxito el Departamento de Reclutamiento y Desarrollo de Personal de una multinacional de más de 3.000 empleados. Me encanta el atletismo, para mí es el mejor de los deportes, porque con la cantidad de pruebas que lo componen (carreras, marcha, lanzamientos y saltos), considero que es el más democrático, al abrir las posibilidades de practicarlo a personas con todo tipo de morfologías físicas: altas, bajos, fuertes, espigados, anchos, elásticas… todos los niños pueden encontrar ahí su lugar y empezar a formarse deportivamente.
En mi caso, mi amor por este deporte nació al ver por televisión los Juegos Olímpicos de Atlanta 1996, donde Carl Lewis, “el hijo del viento”, lograba con 35 años y contra todo pronóstico su cuarto oro olímpico consecutivo en la prueba de salto de longitud, consiguiendo alargar aún más su leyenda en este deporte. Es gracias a él que me decidí por el salto de longitud, la prueba que más me apasiona y de la que me gustaría servirme hoy para hacerte reflexionar sobre su símil en la vida: llegar lo más lejos posible.
Toda persona pasa por diferentes fases a lo largo de su vida, pero la única certeza de la vida misma, algo que nosotros no podemos decidir, es que esta tiene un fin, y por lo tanto nuestra voluntad debe pasar por vivir lo máximo que podamos, aunque no a cualquier precio. A nivel profesional, este es un objetivo que muchas veces nos marcamos, el de llegar a lo más alto, el de triunfar, el de ser el mejor, pues a través de él buscamos explotar nuestras capacidades, así como el reconocimiento por parte de los demás. Es un objetivo lícito y puede ser un excelente motor de vida, pero hay que saber manejarlo para que no nos juegue una mala pasada.
A veces te habrás encontrado en situaciones donde podías optar un puesto con un salario más alto, otras te habrán animado a aplicar para una promoción interna, en determinada ocasión tuviste que cambiar de empleo o incluso de sector debido a un problema familiar o a un cambio de residencia… En todos estos casos tu objetivo siempre es lograr lo mejor, y para ello te fijas una imagen de lo que ello aparentemente te va a dar, sea estatus por el cargo, remuneración económica o reconocimiento de tu entorno. Pero es posible que pases por alto aspectos esenciales, que te ayudarán a alcanzar un éxito más perenne, más duradero en el tiempo, no suscito a cambios externos sino que vendrá dado por lo que estás sintiendo en tu interior en cada momento ¿Quieres saber cuál es el secreto? ¡Pues volvamos al salto de longitud!
Seguro que lo has visto en la tele, una chica o un chico se ponen a correr durante una distancia no muy larga, de pronto dan un bote y caen en un foso, pringándose de arena ¿Vaya gente más rara no? Además no debe tener mucho secreto eso, lo puede hacer cualquiera. Pues te aseguro que tiene muchos secretos, y que el aspecto físico es sólo una parte del éxito en su consecución. Te explico las 4 fases de un salto:
- Carrera: Se inicia de parado o con una mini-carrerilla, a gusto del atleta, y tiene 3 fases, una de aceleración, otra de carrera controlada a máxima velocidad y una tercera de aproximación a tabla
- Batida: Es cuando el saltador llega a la tabla y da el salto, batida o brinco, como quieras llamarle
- Suspensión o vuelo: Sí, así como suena, lo practicado precisamente por este momento, es un breve instante en el que parece que el tiempo se suspende y que estás volando, una sensación de libertad brutal. Se caracteriza por utilizar una u otra técnica, esas cosas raras de mover o no brazos y piernas dependiendo de la técnica que escoja el saltador en cuestión
- Caída: Es el momento en el que el atleta cae al foso, y tiene que intentar hacerlo de forma ordenada y homogénea, para no dejarse ninguna parte del cuerpo atrás y que el salto sea lo más largo posible
En mi caso, tengo una carrera de atleta de élite, una batida desastrosa en muchas ocasiones, una suspensión o vuelo decente y una caída en la mayoría de los casos lamentable. Es decir, que en líneas generales tengo un 50% de la parte del éxito asegurado, pero no conseguía mis objetivos porque fallaba en el otro 50%, ¿adivinas a que es debido? A la parte mental, ¡ni más ni menos! En el caso de las batidas muchas veces batía con miedo, y en el caso de las caídas muchas veces me contentaba con haber hecho las otras 3 cosas bien y me olvidaba de acabar el salto de forma adecuada.
Yo logré mejorar gracias a horas de entrenamiento en la pista y el foso de longitud, dónde la atenta mirada de mi entrenador se fijaba en mi técnica, me motivaba con sus indicaciones y ánimos… pero también me mandó hacer cosas que a mí me rechinaban mucho al principio y me rebotaba con él, porque yo le decía: “Oye, que yo sólo quiero saltar!”. Él me enseñó que para yo mejorar debía entrenar la fuerza (hacer unas cosas raras que le llaman sentadillas, buenos días, cargadas de potencia…), el core (abdominales, lumbares), la flexibilidad, las series de velocidad… Y por encima de todo que practicara el “aquí y ahora”, si estaba entrenando estaba entrenando, así que si me aislaba del resto cosas (mi trabajo, mi pareja, mis molestias musculares…), cuando realizara el salto el día de la competición todo saldría bien.
He querido utilizar el atletismo y sobretodo mi experiencia con el salto de longitud para ejemplificar que tu éxito, cuando te marques el objetivo de progresar en tu carrera profesional, sea en el ámbito que sea, va a depender de muchos factores, algunos de los cuales pasarás por alto si sólo te fijas en la meta, y no en el camino a andar. A mí me sirvió mucho tener un entrenador, y en el ámbito profesional te pueden ayudar la observación y guía externas de aspectos que para ti están ocultos, que te ayudan a mejorar en lo que ya sabes que es tu trabajo en sí, pero también te dotará de otras capacidades complementarias que a priori no considerabas necesarias pero que te aportarán un valor añadido.
¿Quieres llegar lo más lejos posible? Escríbenos a equipo@bevalueexecutive.com y te ayudaremos a conseguirlo!
Como adelanto, aquí tienes el link al vídeo del salto ganador de Carl Lewis en Atlanta’96, es importante que lo veas…. Pero sobretodo, ¡que lo sientas! 🙂
¡Feliz día!
Autor: Valentín Téllez
Apasionado por las personas y consultor en Bevalue